Mientras sonaban cuatro canciones
Mientras sonaban cuatro canciones
Es increíble que de camino a casa en el
autobús solo vayamos dos personas, una chica y yo. Aproximadamente de mi misma
edad, muy simpática y contenta sin saber por qué.
Si no es por ella me quedo en tierra ya que me
iba en otro autobús y en otra dirección. Me avisó porque se había enterado de
donde me dirigía y ese detalle ya hace que me empiece a fijar en ella. Así
somos a veces.
Me apresuro y subo antes que ella, prefiero
que ella elija sitio cerca de mí y no al revés, se daría cuenta enseguida.
Quedaban tres horas pero después de varios minutos en movimiento
tengo la sensación y es un hecho que ella puede mirarme cuando quiera y yo a
ella no, pues se ha sentado detrás de mí, si yo me giro se me notaria mucho.
Estoy soltero, tengo tiempo, soy sociable y pienso en acercarme para darle de
regalo una conversación para culminar un plan improvisado de invitarla a
conocerme y hacer algo que en mí no es tan normal. Era una idea y solo la
invito a que se pase por donde trabajo ya que podría invitarle a una copa, nada
más. Pero al minuto pienso que no es suficiente, quiero más.
He
escrito estas palabras pensando en lo que me estaba pasando y mi estrategia es
enseñárselo y romper el hielo de una manera extraña pero que seguro que al no
esperárselo le gustará, eso pienso y eso me motivaba. “Hacer por hacer” como en
la canción que sonaba en mis oídos, pero con ganas.
De repente, una amiga me molesta a través
del móvil y le contesto, solo por mensajes porque me pregunta,
¿qué tal el viaje de vuelta? y le cuento lo que estoy haciendo, mi plan para
conocer a aquella chica. Se ríe y me anima para que continúe con mi propósito
criticándome a la vez que al final o no me atreveré o simplemente no me hará
caso y me engañaría dando un número de teléfono falso o algo similar, una buena
amiga mi querida Jessica.
Ahora sonando por mis auriculares la canción
“carbón y ramas secas” y una de las frases pensé que no estaría mal “sírvete
entre tanto lo que te apetezca” demasiado atrevido, pero quizás funcionaria, aunque
no lo iba a intentar así. En mi mente no era nada más que: “carbón y ramas
secas”
Sigo sin atreverme y se me pasa por la
cabeza que quizás esa chica ya tendrá pareja y estaba perdiendo el tiempo. Típicas
excusas cuando no nos atrevemos a hacer algo o simplemente tenemos miedo. Que
es eso lo que hace que no consigamos cosas y no podía permitir en ese día ese
error.
¿Qué nombre tendrá? ¿Laura, Sonia, Eva? Esa
duda era un objetivo más asequible de conseguir, y ya me animaba poco a poco a
levantarme e ir dos asientos atrás. Pero decido esperar a que acabe esta
canción y luego voy. Esta canción me gusta mucho y con su letra me hace ser
optimista y valiente. “no quiero hablar del futuro, no quiero hablar del
pasado” ideal la letra para creer que solo quería hablar en forma de presente
para quedar con ella y conocernos mejor. “basta de palabras, busquemos remedio”
eso tenía que poner en práctica, espabilar y no dejar escapar una posible
oportunidad. ¿Qué no funciona o no consigo una cita? pues no pasaría nada, todo
seguiría igual en mi vida. Por dios… para conseguir un número de teléfono las
vueltas que le estaba dando.
Espero más minutos y el autobús se para,
sube más gente y ya no es lo mismo, ya voy mal pero no todo está perdido
pienso.
Por fin una canción que no me distrae tanto
ya que no me entero de nada, está en inglés, aunque su ritmo me incita a
demostrar que puedo conseguir una sonrisa, aunque fuese. Empiezo a reír porque
si se lo que significa su título “Rescueme” jaja, significa sálvame, eso pedía
yo al universo o a no sé quién para que me rescatara de mi tontería tan grande
que me rodea día a día.
Ya
está, esperare al final del trayecto y cuando bajemos le digo que merece leer
esto que le pertenece y que he escrito mientras sonaban cuatro canciones por
mis auriculares. Ya decidirá si darme su número o no.
Dejare esta
pregunta preparada: ¿me das tu número de teléfono?
Comentarios
Publicar un comentario